miércoles, 22 de febrero de 2012

capítulo 21


Emilia llega a la casa:
--Luis --grita Emilia.
Todo está oscuro. De repente la puerta se cierra. Ella se asusta.
--¿¿¡qué pasa?¡¡
Y como una fiera salvaje Carlos se lanza sobre Emilia dispuesto a hacerla suya:
--¡¡vas a ser mía, maldita guarra¡¡
Como una bestia Carlos ha hecho prisionera de su cuerpo a Emilia a la que acaricia por dónde quiere. Ella llora de rabia y asco. Llama a su amado. Carlos se ríe de ella:
--¡¡él no va a venir. Llegamos a un acuerdo, primero él te echaba un polvo y después yo. Luego los dos te echaremos de nuestra vida como la guarra que eres. Aún tengo tus fotos, ¿quieres verlas¡¡ ¡lo que nos hemos reído Luis y yo¡¡
Emilia está horrorizada mientras Carlos se prepara para sacarse su miembro viril.


Emilia suplica y lucha por evitar que esa bestia salvaje consuma la violación.
--¡¡estate quieta¡ ¡¡me la debes, guarra¡¡ --Carlos.
Emilia llora lágrimas de metal:
--¡¡Luis¡¡¡Luis¡¡
Carlos no soporta que esa mujer que desea hacer suya y que ha hecho prisionera de su cuerpo mencione el nombre de su hermano:
--¡¡Luis no va a venir. Él ama a su esposa y para él sólo eres una regalada. No te quiere ver¡¡ ¡¡te dejó plantada. Por eso me dejó a mí en su lugar para que yo me divirtiera un poco contigo ya que él no quiere saber nada más de ti¡¡
Emilia no puede creer que Luis la dejara a merced de esa bestia y a rabia la hace fuerte. Y cuando Carlos ya tenía los pantalones bajados y todo su armamento afuera, Emilia puede moverse un poco y dar un rodillazo a Carlos en la parte central y así se libera de esa bestia y huye del lugar dejando a Carlos retorciéndose del dolor y la rabia porque no ha logrado lo que quería. Esto aumento aún más el odio de Carlos:
--¡¡no vas a ser feliz con Luis. No mientras yo viva¡¡

Luis está muy ansioso por saber lo que le dijo Emilia a Carlos. Y mientras se supone que María de los Ángeles duerme, Luis recibe a su hermano que llega con cara de bueno.
--¿le explicaste?
--No vino --Carlos.
--¿¿cómo? ¡¡no puede ser¡¡ ¡¡eso es que te confundiste de lugar¡¡
--claro que no. Ella no vino.
--¿tal vez se cansó de esperar?
--Fui puntual. Luis, te usó y te tiró. Así son estas mujeres. Olvídala.
--bueno es lo mejor --dice forzadamente.
--claro que sí. Tú te diste el gusto y ahora olvídala.
Y Luis trata de mostrarse sereno pero le duele mucho pensar que lo que ocurrió entre él y Emilia no fue importante para la mujer.



A solas con sus culpas, sus recuerdos acaricia uno a uno todos los besos que se dieron:
--fui el primero y no le importó. ¡¡no le importó¡ ¡Era una venganza¡ ¡se vengó de mi¡ ¡Me odia tanto que se conservó virgen por veinte años sólo para burlarse de mi¡
Y Luis se sorprende de la pena que está sintiendo y es que no fue sólo sexo lo que vivieron, aquel día Emilia se le metió en la piel. En el alma. Luis no sabe la gran herida que tiene Emilia en su interior que como hiciera años atrás se va de improvisto y se encierra en el convento. A solas en su celda no puede dejar de pensar en Luis y rezar por haber fallado a ese Dios que la apoyó:
--es mi castigo. Es mi castigo.
De rodillas reza frente a ese crucifijo que tiene sobre su humilde cama:
--dame fuerzas Dios. Dame fuerzas para recuperarme una vez más.
Y ese amor que ha tratado de esconder tras su hábito le quema más que nunca ya que no puede olvidar esa entrega.

1 mes después… una de las monjas va a buscar a Emilia a su celda y se la encuentra tirada en el piso. Todas se alertan. Mientras, María de los Ángeles entra en el cuarto en el que duerme su marido. Luis sigue a su lado pero ya no como hombre. No comparten cama. Él dice que para que ella esté más cómoda y ella sabe la verdad y calla. Luis no quiere estar con otra mujer después de haber estado con Emilia y cada noche piensa en ella, en el momento que compartieron y se pregunta:
-¿porqué me dejaste?¿porqué?

Por otro lado, un doctor entra en el despacho de la madre superiora del convento dónde está ingresada Emilia. Tiene los resultados de los análisis que le hicieron a Emilia tras su desmayo.
--¿es algo grave, doctor?
--grave no pero delicado. Almenos en una de ustedes.

Mientras Elisa y Carlos padre ya viven juntos. Ninguno de los dos ha querido perder tiempo. Pilar, la hija de Carlos en su segundo matrimonio, llega con su hijo de 10 años y trata con mucho cariño a Elisa.
--no sabía que venias a comer --Elisa a Pilar.
Carlos besa a su pareja y le dice:
--era una sorpresa también viene mi hijo Luis.
Y Elisa se pone como loca:
--¡¡no, a Luis no lo quiero ver¡ ¡¡yo te aceptó a ti pero no a tu hijo¡
Carlos y Pilar se sorprenden de la reacción de la mujer. Pilar manda a su hijo a la cocina y Elisa les cuenta a todos lo que cree que pasó, como cree que Luis se burló de Emilia y le habla también de esa supuesta nota que hizo que Elisa se alejara de Carlos.
--¡¡no puede ser. Luis nunca haría una cosa así¡¡ --Carlos.
--me costó mucho aceptar que fuiste amante de mi hija menor pero te amo y eso lo puedo perdonar porque mi hija ya no está y eso pasó hace años pero tu hijo no ¡¡tu hijo nos hizo mucho daño¡¡¡¡no lo quiero ver¡¡
--Yo no sabía que ella era tu hija, yo… --Carlos.
Elisa lo hace callar dándole un beso:
--estoy sola y no te culpo del pasado ¡¡pero tu hijo no¡¡ ¡¡a él no lo quiero ni ver¡¡
Pero Pilar defiende a su hermano:
--¡¡él que se burló de Emilia fue Carlos. A mí me consta¡¡
Pilar mira a su padre:
--de la misma manera que él te hizo creer que era puta sólo por humillarme.
Carlos mira a su hija con vergüenza:
--no me recuerdes eso. Fue muy duro para mi. Por suerte entendí que era una gran mentira.

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