miércoles, 22 de febrero de 2012

Capitulo 3


Diario de Emilia: 8-mayo-1992 (viernes)
Hoy estoy muy triste. Llega viernes y estoy deshecha porque es el último día de la semana, porque pasaré dos días en los que seguro no veré a mi amado Luis. He llegado al instituto agobiada. Sólo pensaba en el pesado fin de semana que me espera encerrada en casa y sin verlo a él. Estaba triste y sólo me anima la ilusión de hablar con él, de llevarme un momento bonito que acariciar el fin de semana. Es increíble como estar con mi amado Luis cambia mi estado de ánimo. A mi me tocaba griego. Es una asignatura que no comparto con él y que de hecho hago por gusto porque la tengo aprobada. Lo veo en el pasillo. Nos saludamos y yo me estremezco. ¡es que lo amo tanto¡ Los pantalones que llevaba resaltan mucho su esbelta figura ( y culo). Mi profesor ha llegado más tarde que el suyo. Él estaba haciendo mates. La puerta se ha quedado abierta por un momento y yo me he quedado mirando a mi amado Luis pero muy poco. No quiero que toda la clase se burle de mí, me parece demasiado que alguien me sorprenda espiándolo desde fuera de la clase. Ya en literatura me he dado el gusto. No he dejarlo de mirarlo. Es guapo, es tierno, es sexy, es simpático, adorable, fantástico, maravilloso… Lo amo. No tenerlo me llena de tristeza. No soporto siempre verlo rodeado de chicas guapas, todas le van detrás y yo sé que ellas podrían tenerlo y yo me tengo que conformar con mirar. Eso es algo que me lastima, que me va consumiendo. Me muero de celos. No soporto ver como él le sigue el juego, que se divierte con todas esas frescas que parecen dispuestas a todos. No soporto pensar que ellas pueden tener lo que yo nunca tendré. Es que no soporto ni que hable con ellas. Sé que los celos no son buenos, que no puede ser tan posesiva pero es que él es mi vida y es muy duro saber que nunca este gran amor que siento se verá correspondido pero odio a estas golfas que seguro que más de una ya se le ha regalado. ¡cómo me alegra que la golfa esa amiga de Marta no esté aprobando ninguna¡ eso le pasa por guarra y estar todo el día pendiente de él. Almenos hoy se ha sentado con un amigo, con Juan, que es odioso y siempre me mira con asco pero se llevan muy bien. En clase se veían divertidos y mi Luis le ha tocada la espalda como felicitándolo por algo. Bueno, almenos que esté con él no me llena de dolor. Lo amo tanto. Me hace feliz pero también me duele que no esté conmigo. Es que es un amor, es adorable. Cuando ríe, cuando mueve las manos. La profe ha dicho:
--supongo que todos conocéis el Ulises de Joyce..
Y mi Luis es el único que se ha atrevido a decir que no.
--Esto es cultura general –se ha quejado ella.
Es que mi amado Luis es tan lindo. Sólo pienso en él. De hecho si no va a clase yo tampoco me quedo y resulta que siempre falta a las que yo tengo suspendidas así que no voy casi nunca. Hoy estaba pensando si ir o no a filosofía. Estaba triste pensando en el fin de semana. Estaba pendiente de sí él se quedaba o no. Cuando me he dado cuenta él ya no estaba. He agarrado mis cosas y, llevándolas en la mano, he salido disparada. Lo he atrapado poco antes que llegue a su casa. Él me ha mirado con una cara… Sabe que no tenía nada que hacer allá. Además toda sofocada, cansada porque he corrido y con las cosas en la mano.
--¿qué haces? –me pregunta extrañado.
Yo he eludido la pregunta.
--¿no te quedas a filo? ¿después no tienes clase?
--sí, inglés pero no necesito ir a clase. Sé mucho por el futbol americano y por la música.
Vaya, a buenas horas me entero. Yo que muchas veces tenía ganas de irme a casa pero me he tragado filosofía por si lo veía a la salida.
Nos la hemos pasado cotilleando porque el profesor de filo estuvo casado con mi profesora de griego del año pasado. Quedaba poco para llegar a su casa. Antes de cruzar hemos visto a un chico mirando el escaparate de un videoclub. Y Luis se acerca para ver que mira.
--Es mi hermano.
Pero ninguno de los dos se ha dicho nada.
--bueno, ya lo veré en casa.
Yo estaba tan contenta de estar un rato a solas con él. Hemos cruzado en rojo. Lástima, me habría encantado esperarnos y que no se pusiera verde nunca. Lo he acompañado hasta el portal de su casa. Yo creo que se debe notar mucho que le voy detrás pero él es todo un caballero para burlarse de mí, para decirme algo feo. Mientras él no me diga nada pues yo sigo. Claro sería genial que se me declarara pero sé que eso no va a pasar. Ya puedo estar contenta que me deja estar a su lado, que me alegra la vida.”

Ese sábado, Juan ha quedado con el hermano de Luis. Es igual a él pero se tiñe de rubio porque parecen gemelos y a Carlos no le gusta que sus rostros sean iguales. Juan y Carlos se saludan con un fuerte abrazo.
--Carlos, tío ¿qué tal? ¿Alguna novedad?
A Juan le hace gracia la timidez de su amigo, que no se atreve a acercarse a una chica. Carlos hace que no le importa pero no le gustan nada las bromas de su amigo. Van juntos a la piscina. Carlos es muy competitivo y se esfuerza en ganar pero Juan es más fuerte y nada mejor.
--siempre pierdes, no te esfuerces.
Juan lo dice de broma, con cariño. No imagina que esos comentarios lo frustran a Carlos. En las duchas, los dos desnudos el uno al lado del otro.
--Llevo toda la semana cogiendo con esa guarra.
Comparten el jabón. Se miran mientras el uno enjabona el cuerpo desnudo del otro.
-¿la rubia esa con cara de enferma?
Carlos habla como si no le importara pero se muere de celos.
--Esa rubia se muere por mi, nunca tiene bastante. ¡qué polvos le estoy echando¡
Carlos se muere de la rabia. Está caliente que sólo con escuchar como su amigo se tira a esa rubia ya se pone cachondo. Se le pone contentilla y Carlos con las manos se tapa para disimularlo. Juan hace como si no se diera cuenta para no hacer sentir peor a su amigo.
--hey, perdona. No te quería molestar. Yo hablando de mis polvos y tú con el tiempo que hace que no mojas. Va a parecer que te estoy echando en cara algo.
Juan lo dice de broma. No se da cuenta que a su amigo le amarga el comentario.
--¡oye, que yo también chingo¡
--¿sí? –dice contento—No me contaste. ¡es cómo se te hubieras vuelto a estrenar porque desde la primera nada y ya te tocaba¡ ¡me alegro mucho¡ ¡¿cómo fue? ¡qué bueno por ti porque con los años que hace que no chingabas ya me daba miedo que se te cayera por falta de uso.
Juan habla bromeando pero no se da cuenta que Carlos se ha enojado. Carlos le da una patada en el trasero desnudo de su amigo. Es como si fuera de broma pero está dolido. Luego hace su rodilla a los genitales desnudo de Juan como si fuera a darle una patada. Hace que es de broma pero de ganas no le faltan de golpearlo allá. Juan se cubre los genitales con las manos. Se lo toma a risa.
--oye que yo no soy como tú, que yo sí la uso –dice para seguir con la broma.
Van a los vestuarios desnudos, entre bromas y juegos. Carlos hace que se toma a broma los comentarios de su amigo pero le duelen, se siente humillado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario